«La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicarlo en la práctica»
Aristóteles
El ciclo de conocimientos en una organización es un proceso sistemático que permite gestionar de manera eficiente el conocimiento, transformándolo en un activo valioso. Este ciclo comienza con la identificación y captura del conocimiento. En esta fase, se busca reconocer y localizar el conocimiento tanto dentro como fuera de la organización. Esto incluye la recopilación de datos, experiencias y habilidades de los empleados, así como la adquisición de información externa relevante. La identificación precisa del conocimiento es crucial, ya que permite seleccionar y codificar la información que será útil para la organización. La codificación implica convertir el conocimiento tácito, que reside en las personas, en conocimiento explícito, que puede ser documentado y compartido1.
Una vez capturado, el conocimiento debe ser difundido y compartido dentro de la organización. Esta fase es esencial para asegurar que la información llegue a las personas adecuadas en el momento oportuno. La difusión del conocimiento puede realizarse a través de diversas herramientas y plataformas, como bases de datos, intranets, reuniones, talleres y programas de formación. La tecnología juega un papel fundamental en esta etapa, facilitando el acceso rápido y eficiente a la información. Además, la cultura organizacional debe fomentar un ambiente de colaboración y apertura, donde los empleados se sientan motivados a compartir sus conocimientos y experiencias. La difusión efectiva del conocimiento no solo mejora la toma de decisiones, sino que también impulsa la innovación y la mejora continua2.
Comité
Valuación
Actualización
Seguimiento
Finalmente, el ciclo de conocimientos culmina con la aplicación y evaluación del conocimiento. En esta fase, el conocimiento adquirido y compartido se pone en práctica para resolver problemas, mejorar procesos y desarrollar nuevos productos o servicios. La evaluación del conocimiento implica medir su impacto y efectividad, identificando áreas de mejora y oportunidades para optimizar su uso. Este proceso de retroalimentación es crucial para mantener el ciclo de conocimientos en constante evolución y adaptación a las necesidades cambiantes de la organización. La gestión del conocimiento no es un proceso estático, sino dinámico y continuo, que requiere una revisión y actualización constante para asegurar su relevancia y utilidad.
Ciclos de ejecución que permitan el uso constante y la actualización del conocimiento que permitan…